miércoles, 28 de noviembre de 2012

EcoMensaje: Consejos para evitar la destrucción del planeta



1. Reduce el nivel de productos no necesarios. Diariamente la publicidad nos inunda con necesidades artificialmente creadas. Unos instantes de reflexión nos ayudarán a distinguir lo que realmente incrementa nuestro nivel de vida de aquello que aumenta únicamente nuestro nivel de desechos.
2. Evita el derroche de agua doméstica. Existen varios procedimientos sencillos que pueden ahorrar muchos litros diarios, tales como ducharse en lugar de bañarse, cerrar el grifo si no la utilizamos, poner botellas llenas de agua en la cisterna, etc..
3. Elige productos de envases reutilizables. De esta forma se evita el consumo innecesario de materias primas y se ahorra energía en la fabricación. Comprar líquidos (leche, refrescos, etc.) en envases retornables.
4. Reduce el consumo de gasolina. Utilizando el transporte público o la bicicleta en lugar del coche, siempre que sea posible, evitamos el calentamiento del planeta, reducimos la contaminación y hacemos más agradables las ciudades.
5. No despilfarres la electricidad. La mayor parte de la electricidad proviene de la quema de carbón y petróleo. Intenta reducir su uso apagando luces de habitaciones vacías y utilizando bombillas de bajo consumo.
6. Escribe en papel reciclado. El papel procede de los árboles, luego utilizando papel reciclado evitas que se talen más bosques. Presiona para que tu empresa comience a usar este tipo de papel.
7. Recicla el papel y el vidrio. Deposita revistas, periódicos y botellas en los contenedores especiales que se encuentran en la mayor parte de las ciudades. Solicita estos contenedores en tu ciudad en caso de que no haya instalado ninguno.
8. Evita los refrescos en latas. El proceso de fabricación de una lata de aluminio es, energéticamente, mucho más costoso que el de un envase de vidrio.
9. No contribuyas a la extinción de animales. No compres objetos fabricados con material procedente de animales en peligro de extinción (marfil, coral, tortugas, etc.).

En recuadro: ¿Retornan los “dioses”?



Muchos investigadores sostienen que los ciclos procesionales marcan no sólo el comienzo y el fin de diferentes ciclos de civilizaciones terrestres, sino la presencia o la ausencia de los “dioses”.
En su obra “Los Dioses del nuevo milenio”, Alan Alford, sugiere que la humanidad podría estar experimentando un período de 2.160 años que está llegando a su fin. Y lo hace basándose en la leyenda del dios babilónico Marduk, que regresó a Babilonia como consecuencia de un ciclo procesional en el 2.284 AC.
Sumando estás cifras, el retorno deberá producirse entre el año 2.012 o 2.014. Además, en el calendario Maya, se cumple un gran ciclo de 13 baktunes el 22 de Diciembre del 2.012.

En recuadro: Un encuentro interior


Un día acudí a un recinto denominado “santuario”, para orar en silencio. Estaba en el medio de mi introspección, cuando de pronto escuché una voz que me decía: “Eres en el silencio y sabes que soy Dios”.
En ese tipo de meditación, encontré el sentido del silencio, la simplicidad del instante: un encuentro del niño interior en la confianza y en la alegría.
Miguel Grinberg.

Editorial: Diciembre 2004


No es fácil la vida del buscador. Los caminos hacia nuestro interior apenas si se insinúan en la encrucijada de la vida. No es fácil la ruta del peregrino, de quien se siente luz en los dominios de la materia. No es fácil discernir, descubrir la paja que oculta al trigo, ni la realidad que se esconde detrás del reflejo. No es fácil colocar la pisada en el recto camino.
Y cuando a pesar de todo el buscador descubre, acepta; cuando abraza la opción que ilumina y por un instante siente en su corazón la plenitud, el camino que se abre ante él no es el de las recompensas y el bienestar, sino aquel otro, estrecho y sembrado de dificultades.
Otros que viven de espaldas a lo espiritual cosechan triunfos y bienestar, mientras que el que ha renunciado al mundo material para crecer espiritualmente, está acosado por las dificultades y el dolor.
El Maestro lo dijo: “El camino al Padre es estrecho y lleno de dificultades”, pero el gozo y la satisfacción por haberlo logrado, por haber hecho lo correcto en el camino de nuestra evolución, por habernos mantenido firmes frente a las dificultades, por no habernos dejado tentar por lo fácil, lo material y lo pasajero, no tiene parangón.
El volver a reconectarnos con Dios, es la esperanza del Ser, nada ni nadie resulta ajeno a esta experiencia transformadora, es cuestión de tiempo; y ese tiempo es ahora.
En la vida suceden muchas noches de insomnio, de meditación callada, de angustia y de soledad. Pero nos falta una noche solos bajo el manto de las estrellas, en ese instante en que la intuición estalla en certeza total y ya no hay lugar para el aplazamiento, ni la espera.
Buscador, busquemos esa noche definitiva ahora y hagamos lo correcto.
¡Qué la Fe, el Amor y la Paz nos acompañen a todos los Seres Humanos!

Los guerreros de la Luz:



Dice el maestro al guerrero, cuando lo ve deprimido:
“Tú no eres lo que aparentas en los momentos de tristeza. Eres mucho más que eso.
Mientras que muchos partieron (por razones que nunca llegaremos a comprender), tú continúas aquí.
¿Por qué Dios se llevó a personas tan increíbles y te dejó a ti?
En ese momento, millones de personas ya desistieron. No se quejan, no lloran, ya no hacen nada; se limitan a dejar pasar el tiempo, porque perdieron su capacidad de reacción.
Tú, en cambio, estás triste. Esto prueba que tu alma continúa viva.”
Del “Manual del guerrero de la luz” de Paulo Coelho.

domingo, 18 de noviembre de 2012

La Frase



“No fundéis vuestra creencia en la fuerza de las tradiciones, aún cuando hayan sido honradas por numerosas generaciones y en muchos sitios; no creáis una cosa porque mucha gente hable de ella; no os fiéis de la energía moral de las antiguas leyendas. No creáis nada que dependa de la sola autoridad de vuestros maestros o sacerdotes. Después de haberos informado, creed en lo que habéis experimentado, y que os parezca razonable, lo que sea bueno para vosotros y para los demás”.
Buda.

Para Pensar:Perdonar


El perdón es la regla de oro a través de la cual llegamos a conectar con nuestro ser. Es lo único que de verdad alivia y que de verdad sana. Muchas enfermedades mortales tienen que ver con el resentimiento, con la culpa. El perdón genera una sensación de absoluta libertad, porque nos permite desprendernos de esos sentimientos. Todas las enfermedades del aparato digestivo, tienen mucho que ver con la actitud de soltar, de desprendernos de las cosas, y no lo sabemos hacer. La verdadera posibilidad de redescubrirnos en términos de absoluta libertad, vienen a través del perdón.
Perdonar es un verbo, indica acción. Pero el hombre siempre se ha preguntado: ¿Cómo perdonar? Hay mucha gente que te dice: “Yo ya perdoné”, pero se encuentra con la persona perdonada o se enfrenta de nuevo a la misma situación y se eriza. No ha perdonado nada. El sentimiento permanece ahí, te lo dice tu cuerpo, tu energía, el recuerdo. He conocido a muchas personas que en un momento determinado de su vida tuvieron mucho dinero, se asociaron con alguien que provocó su ruina y que a continuación se pasaron veinte años lamentándolo.
¿Qué significa esto? Que prefirieron quedarse con el papel de víctima impotente y arruinada y no con el de persona emprendedora con potencial para hacer dinero que fueron antes de asociarse. Asumieron el papel de víctimas, se arruinaron y a partir de entonces el mensaje que transmiten es: “Te voy a demostrar el daño que me hiciste, y puedo llegar hasta lo último en mi vida, hasta la muerte para castigarte”. Y resulta que la otra persona está disfrutando con el dinero; es gente que se daña a sí misma por el miedo a perdonar.
No se trata de la falsa noción de que perdón es presentarse de rodillas ante la otra persona. Es común esa noción de que perdonar es volver a meter en nuestra casa a la persona que a lo mejor nos sacó de ella. Pero no es eso. Perdonar es liberarnos de ese pensamiento, de ese recuerdo, y poner límites de una vez y decirle a esa persona: “Perfecto, fue maravilloso conocerte, hoy comprendo lo que me enseñaste -aunque uno no se lo diga así-, hoy comprendo la lección que me diste. Y ahora, gracias, pero no te quiero más en mi vida”.



La idea real del perdón es llegar a sentir que nunca pasó, que nunca te hicieron daño porque en realidad nadie tiene capacidad de hacerte daño. Si alguien te hiere es porque has puesto tu poder en sus manos, y ese alguien no sabe qué hacer con ese poder y te agrede. Una enseñanza dice: “Nada real puede ser amenazado, nada irreal existe, en eso consiste la paz de Dios”. Tu ser no puede sufrir ataques, y toda defensa que hagas en tu vida va en contra de tu paz. La paz comienza, como dice la misma enseñanza, cuando dejamos de querer tener la razón.
El perdón es una llave que cierra ciclos. Independientemente de cómo actúes ante cualquier cosa, ante una institución o una persona, siempre terminarás perdonándote a ti mismo, porque fueron tus pensamientos los que crearon las energías hacia esa persona, institución o cosa.
Que nos dicen los Guías: “El Amor se perfecciona en el perdón, madura en la comprensión, vive en la tolerancia y se alimenta en la compasión y caridad... No hay Amor sin misericordia, y ello nos lo esta confirmando la esencia de esta Humanidad terrestre. Y de nada sirve solo saberlo, hay que vivenciarlo... Sólo la experimentación permitirá el acceso a lo esencial... Vivan y descubran el verdadero rostro del Amor que existe potencialmente en ustedes y Él os llenará y colmará haciéndoles sentir como un panal de miel inagotable, del cual todos podrán extraer y siempre habrá más para dar y compartir... El Amor verdadero no tiene por que agotarse, sino que tiende a reproducirse. Cuanto más da, más tiene para dar... se retroalimenta.
Si vuestra vida se hace Amor, todo cuanto hagan estará marcado y envuelto de dicha fuerza. Y no tengan temor a las consecuencias que trae el Amor, porque con Él habrán incursionado en el verdadero propósito de la existencia; y aunque se despierte una fuerza violenta contraria de oposición, esto sólo logrará coronar de éxito vuestra experiencia de amar...
Empiecen por amarse a ustedes mismos, lo cual es el principio correcto para poder llegar al gran amor por la Humanidad. Y no dejen de aprender por el Amor... Nunca terminarán de hacerlo, convirtiendo vuestras existencias en una aventura eterna de descubrimientos inimaginables... Con Amor, Sampiac”.

martes, 6 de noviembre de 2012

En Recuadro:



“Todo aquello que el Amor no sustente, ha de ser destruido, olvidado en el tiempo, repudiado.... Y todo aquello que en Amor se sustente, amistad o pareja, familia o agrupación, gobierno o nación, alma individual o Humanidad; será firme y seguro. Ha de prosperar y fructificar y no conocerá destrucción.... Este es mi pacto, esa es mi promesa y mi ley”.
(De “Ami” de Enrique Barrios).

La última tentación del Hombre:


Un punto de partida aceptable: el hecho de que la experiencia de Dios pueda ser vivida por cada uno de un modo particular y único, aconsejable incluso, lleva al autor de este artículo a reflexionar sobre las trampas que el camino tiende, no sea que al final del recorrido nos veamos con que en lugar de habernos ido desnudando de nuestro ego y asumiendo la realidad esencial de nuestro ser -el Espíritu- acabemos engañosamente transfiriéndole a él nuestros propios límites egoicos. Porque entonces, no habremos encontrado a Dios, sino creado “falsos dioses”.

“Pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Jeremías, 31-33.

Siglos antes del nacimiento de Jesús y en aquellas mismas tierras, hubo un colectivo de personas -los esenios- quienes, inspirados por estas palabras de Jeremías, dieron un nuevo sentido a la tradicional alianza del pueblo judío con Dios. Por vez primera la Divinidad era sentida como una realidad interna y no como algo separado de los hombres. De este modo, el antiguo y renovado pacto con Dios con el pueblo dio paso al compromiso personal de cada individuo con el Dios de su corazón, aquel que se expresa en el silencio y en la percepción sutil de la vida. Dios deja de hablar detrás de la nube para convertirse en leve intuición personal. Dios se acerca. Dios es atraído por el hombre y sembrado en su corazón, que es el centro de su ser. Y Dios y los hombres serán ya una misma y única cosa en la conciencia de éstos.

El paso de fuera a dentro es arriesgado

La experiencia, naturalmente, es histórica. Los esenios existieron y durante siglos condujeron sus vidas según esta firme creencia hasta que fueron masacrados por las legiones de Tito y Vespasiano allá por el año 69 de nuestra era y convertido en ruinas su monasterio, situado a orillas del Mar Muerto. Pero ese suceso también es alegórico y, detrás de la experiencia real acaecida hace más de dos mil años, se insinúa el proceso de transformación psíquica de la Humanidad. Todos estamos llamados a ser como el pueblo antiguo que sitúa a su Dios lejos de sí, haciéndose necesario un pacto externo que, a pesar de todo, mantenga el vínculo. Es el Dios de la nubes y los altares, poderoso y distante, mitad padre y mitad verdugo. Un Dios externo con el que se negocia la obtención de bienes a cambio de devoción o de otra cosa. Pero todos estamos llamados a vivir también la experiencia de su percepción interna, a sentirnos un día esenios, pueblo renovado y puro que transforma el mandato imperativo y amenazante en susurro tenue en el corazón. Todos estamos llamados a convertir el Dios alejado, en una realidad personal; el Dios que gobierna fuera de mí en una certeza de unidad conmigo: Dios es mi Dios, el Dios que yo siento y al que estoy eternamente unido. Esta es la nueva seguridad después de la cual también comprenderemos que es Dios “mío” es el mismo Dios de los demás y que todos juntos constituimos el Hijo.
No debe sorprendernos, pues, que existan interpretaciones personales de la Divinidad, en películas o en libros, fruto de la búsqueda de su autor y que ésta le conduzca a hallazgos puntuales distintos a los demás. El proceso de acercamiento a Dios a nuestra conciencia arranca del nivel psíquico de separación y concluye con la fusión en Él. Un largo y sinuoso camino salpicado de múltiples experiencias que, más allá de su aparente acierto o fracaso, nos conducen hasta el final. Es lícito, por lo tanto, hablar del Dios que uno siente y compartir las búsquedas y los hallazgos con los demás, pues ello nos aproxima a la idea de que todos estamos en ese proceso y que todos habremos de concluirlo un día. Pero, si detrás de ese dios que uno ve se encuentra el dios que uno mismo ha creado, si el dios que uno percibe es el dios hecho a su medida, el que por encarnarnos justifica todos los errores de su autor, entonces hemos caído en la peor de la trampas: la urdida por el ego, cuya pretensión más insolente es la de sustituir a Dios por falsos dioses. No es una exageración lo que digo, sino una verdad sin paliativos. Difícil de detectar -lo reconozco- sumidos como estamos en plena existencia ilusoria, egoica. Pero real.

Apelación al Ser esencial

Viene muy a cuento aquella frase acertadísima -ignoro el autor- que dice: “Dios creó al hombre y éste, agradecido, creó a Dios”. Naturalmente, los mecanismos del ego son, más aún que imperceptibles, engañosos, pues jamás actúan abiertamente, sino camuflados bajo la apariencia de lo esencial o sublime. Jamás el tentador se anuncia como tal, sino oculto bajo los más variados aspectos que sólo quien está al acecho puede descubrir.
Nuestra apetencia de Dios es definitiva, total, y, sin duda, el elemento más importante para la evolución. El motor de nuestro progreso y la certeza de la comunión con Él. Y esa apetencia, esa aspiración, es manipulada por el ego y conducida a la adoración de sí mismo a través de dioses cercanos, calco perfecto aunque disminuido, de nosotros mismos. Pero, ¿cómo no caer en esa tentación? ¿Cómo descubrir ese juego si el mismo que lo intenta está inmerso en él? ¿Cómo pretender que el ego descubra su estrategia sabiendo que ello supondría su fin? Jamás el ego bajará su guardia ni permitirá que la Luz se filtre a su través. Antes bien acrecentará su capacidad de engaño para cubrir de apariencia real a su falsedad. No es ese el camino. No es a través del ego como se deshace la ilusión. No es por medio de nuestra mente como podemos superarlo, esquivarlo o trascenderlo, sino apelando a nuestro Ser esencial, al Espíritu, que es lo único real y verdadero.
Sí, hay un Dios particular para cada uno, un Cristo sembrado en nuestro corazón y que descubrimos cada día. Un impulso cósmico que se renueva cada día, llenando todos los ámbitos de ternura. Dicen de Él que es innombrable, pero responde a todos los nombres; que no tiene atributos personales y, sin embargo, siente con cada uno de nosotros; que es indivisible, y a la vez está en todas las criaturas. Y siempre es Dios. Un Dios que no es de este mundo, que no reside en el mundo del yo ni más allá de éste, sino en el otro extremo, en los inefables ámbitos de la Luz donde reina el Espíritu, vinculo esencial que mantiene a la criatura unida al Padre y, por lo tanto, inspirador único de la Verdad. Ése es el camino. Ésa la puerta donde llamar. Extracto de Revista “Más Allá”, N° 46.

La Frase:



“Amor es sintonizarse con una vibración espiritual sublime, superior al intelecto. Amor es intuir lo que puede hacer bien al otro y hacerlo. Amor es intuir lo que puede causar mal al otro y no hacerlo. Amor es fundir las almas y formar la unidad”.